Cuentas por cobrar y cuentas por pagar: principales similitudes y diferencias
Las cuentas por cobrar y las cuentas por pagar son dos caras de la misma moneda. En un caso, representan la cantidad de dinero que te deben tus clientes, mientras que en el segundo caso es la cantidad que debes a tus proveedores. Sin embargo, en la práctica, son conceptos bastante distintos que tienen implicaciones muy diferentes para las empresas.
La principal diferencia entre ellas es que, mientras las cuentas por cobrar hacen referencia a los créditos comerciales que se facilitan a los clientes, las cuentas por pagar se refieren a los créditos facilitados por tus proveedores. En el futuro, implican una entrada o una salida de efectivo, respectivamente.
Además, desde el punto de vista contable, las cuentas por cobrar son un activo, ya que se genera un derecho de cobro que se materializará en dinero en el futuro. Por el contrario, las cuentas por pagar son contabilizadas dentro de la cuenta de pasivo, porque se genera una deuda que tendrá que pagarse en un momento posterior.
Por último, en la mayoría de empresas, y aunque ambas forman parte sus departamentos de tesorería, son gestionadas y administradas por equipos diferentes con competencias totalmente distintas. Hay que pensar que, en el caso de las cuentas por cobrar, muchas grandes empresas realizan exhaustivos controles del riesgo de sus clientes para reducir la morosidad, algo que no ocurre en el caso de las cuentas por pagar.
No en vano, el propio American Institute of Certified Public Accountants (AICPA por sus siglas en inglés), la asociación de contables más importante de Estados Unidos, considera que la segregación de estas funciones es un principio contable fundamental, que sirve como forma de control y reducción del riesgo de fraude en el negocio.