"Venture Capital" o "Venture Debt", ¿cuál es la diferencia?
La principal diferencia entre el ‘Venture Capital’ y el ‘Venture Debt’ es que el primero es un instrumento de capital, mientras que el segundo lo es de deuda.
El ‘Venture Capital’ se caracteriza por ser la vía de financiación más recomendable en el caso de los movimientos empresariales de gran magnitud y alto riesgo, pues, según los participantes, “financia lo que nadie quiere financiar, como movimientos en los que al principio se van a generar pérdidas”. En este sentido, Samuel Gil, partner en JME Ventures, afirmó que el ‘Venture Capital’ “asume el riesgo que ninguna otra fuente de financiación quiere asumir a cambio de, si las cosas salen bien, obtener la máxima rentabilidad”. Por tanto, se trata de un tipo de financiación enfocada principalmente a las primeras fases de vida de una startup o en todos aquellos momentos en los que se quiera hacer un salto importante, como una internacionalización o un movimiento de crecimiento inorgánico.
La segunda forma de financiación analizada fue el ‘Venture Debt’, un método que permite a las empresas ampliar su capital obtenido durante las primeras rondas de financiación vía deuda. Este tipo de financiación de riesgo medio, “coge el proyecto como la propia garantía. Por ello, está muy alineado con los emprendedores y con los inversores, porque necesita que el proyecto vaya bien para que se pueda devolver el préstamo”, indicó Sergio Pérez Merino, Managing Director de Sabadell Venture Capital.
Revenue Based Finance: objetivo crecer como empresa
La tercera forma de financiación que los participantes analizaron fue el ‘Revenue Based Finance’ o devolución basada en ingresos. Una financiación que actúa como puente respecto a las anteriores porque su objetivo es financiar el crecimiento de las compañías. La principal característica de este tipo de financiación es que la cantidad a devolver del capital prestado es un porcentaje de las futuras ventas que realice la startup hasta la devolución del capital y del interés. Esto genera una gran flexibilidad a la empresa, con un bajo riesgo financiero, pues puede utilizar esta financiación en los periodos intermedios entre rondas de financiación para acelerar su crecimiento o conseguir un objetivo concreto.
Del mismo modo, este modelo también destaca en el nuevo contexto empresarial en el que vivimos, donde la digitalización y el comercio electrónico son más importantes que nunca. Así, Raimundo Burquera, Co-CEO en RITMO, señaló que “gran parte de las empresas de ecommerce destina una inversión muy relevante a marketing digital. No resulta del todo eficiente desde el punto de vista del inversor del Venture Capital que el emprendedor se diluya para darle el dinero a Google. De ahí nació la necesidad de crear este sistema que evitaba la dilución”.
La principal diferencia entre las tres vías de financiación es el esfuerzo que las empresas deben realizar para obtenerlo. “La financiación tradicional de las entidades financieras supone un proceso que para las nuevas empresas puede durar tres meses. Con métodos como el Revenue Based Finance en tan solo dos días se puede tener una propuesta, no solo para gestionar el préstamo sino para toda una línea de todo lo que se puede consumir en un año”, destacó Ignacio Fonts, consejero delegado de Inveready Asset Management.